¿Te comes el estrés?
¿Te has sentido alterado o ansioso sin saber por qué? ¿Sientes que cuando más estresado estás subes unos kilitos de más?, pues esto es totalmente normal y te contaremos porque. La vida moderna y la rutina en la que vivimos nos envuelve cada día en un torbellino de estrés contra el que es muy difícil luchar, podría decir que siempre estresados o con alguna preocupación, pero debes de saber que vivir así no debería de ser normal ya que tiene innumerables efectos nocivos contra la salud que hay que prevenir.
Cuando de estrés se trata, el cuerpo es sabio
El estrés se define como la percepción de una dificultad o incapacidad para dominar ciertas demandas que implica una activación psicológica y conductual para prepáranos para alguna situación de peligro o al menos ese es el mensaje que le da a nuestro cuerpo.
El proceso que sigue nuestro cuerpo ante el estrés es así:
Cuando hay estrés se activan varios sistemas, el primero y más importante es el eje hipotalámico pituitario adrenal por medio del cual el hipotálamo (glándula situada en el cerebro) secreta ciertas hormonas (CRF) que activan otras hormonas en la hipófisis que estimulan a la producción de cortisol (hormona del estrés) en las glándulas suprarrenales (glándulas arriba del riñón), también se activa la adrenalina en el sistema nervioso que hace que también aumente el cortisol.
El cortisol es aquel que se encarga de prepararnos para la situación de peligro que estamos por vivir cuando estamos bajo estrés, tiene varias funciones que se relacionan con el aumento de glucosa en sangre, disminución del sistema inmune, equilibrio del agua y electrolitos y metabolismo.
El cortisol también promueve que guardemos más grasa visceral como una respuesta al estrés, ya que el cuerpo traduce al estrés como una situación de peligro que requiere que guardemos más energía, por lo tanto podemos decir que el estrés “también nos engorda”.
Existe una razón de peso que nos hace pensar que este sistema también tiene relación con el apetito, ya que cuando se activan estas hormonas, con ella se activan hormonas del apetito, siendo así que cuando hay un estrés repentino o agudo, el apetito disminuye, sin embargo, si hay estrés sostenido por mucho tiempo y de forma crónica (como normalmente vivimos en la actualidad), el apetito aumentará.
Hambre emocional
¿Te has cachado comiendo sin hambre y sólo por ansiedad?, lo más probable es que tu sistema del estrés esté “haciendo muy bien su parte” y te esté causando más apetito.
Esto se debe a que en situaciones de estrés el cortisol provoca que nos dé más hambre. Por otro lado se ha visto que el cortisol ocasiona actividades compulsivas, como por ejemplo el comer, y no solo eso sino que al querer una mayor recompensa al estrés el cuerpo pedirá comida más palatable como aquella muy dulce o muy grasosa (ahora ya puedes explicarte esos antojos de papás o galletas cuando tienes un examen importante)…
De ahí deriva el término hambre emocional, que se define como comer por algún impulso o emociones negativas y generalmente esos alimentos son altamente palatables para poder “eliminar las emociones negativas” (bueno al menos nuestro cuerpo cree eso).
Para contrarrestar estos efectos se recomiendan actividades para reducir el estrés como meditación, hacer ejercicio y el consumo de ciertos alimentos desinflamatorios y antioxidantes como por ejemplo omega 3, vitamina C, vitamina E, entre otros
Disminuye el estrés con ayuda de la alimentación, no le des mas estrés a tu cuerpo con alimentos chatarra.
Fuentes bibliográficas
http://www.fmed.uba.ar/escuelanutricion/revistani/pdf/18a/ncl/793c.pdf
https://scielo.conicyt.cl/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0717-92272010000500006
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4026680/pdf/fpsyg-05-00434.pdf